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6 abr 2014

Ministerio Infantil Misión El Edén


Jesús le dijo, “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá”.    San Juan 11.25


Profesoras: Luz Enid Salcedo y Yekatherina Gómez






Algunos de los niños del ministerio Infantil de la Misión  El Edén estudiando la Palabra de Dios.




Elaborando la manualidad correspondiente al tema estudiado

Profesoras: Karol Johanna  y Liria Natalia





Acompañados por la Coordinadora del ministerio - Doris Guzmán Mellado


La resurrección de Lázaro
Juan 11:1-44 
 Un día María y Marta enviaron un mensaje urgente a Cristo. El mensaje decía, “Señor Jesús, ¡tu amigo Lázaro está muy enfermo! ¡Ven rápido, por favor, para sanarlo!” Sus hermanas temían que Lázaro iba a morir, pero sabían que Cristo lo podía sanar, así como había sanado a muchos. Después de unos días, Cristo y sus discípulos se fueron a la ciudad donde vivían Lázaro, María y Marta. Pero Lázaro ya se había muerto, y ya lo habían enterrado. Marta vino llorando para ver a Jesucristo. Le dijo, “¡Ay, Señor! Si Tú hubieras estado aquí, mi hermano no se habría muerto.”

Cristo le dijo, “Tu hermano vivirá de nuevo. Yo soy la resurrección y la vida. Él que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá.”  Llevaron a Cristo hasta el lugar donde habían enterrado a Lázaro. Como puedes imaginar, había mucha gente llorando en ese lugar. Cristo también lloró. La gente se dio cuenta de cuánto Él amaba a su amigo Lázaro.  Pero luego Cristo les dijo, “¡Abran la tumba donde lo pusieron!” Cuando lo hicieron, Él llamó a Lázaro. Dijo en voz alta, “¡Lázaro! ¡Sal de allí!!”

Lázaro salió. ¡Ya no estaba muerto! ¡Cristo lo había resucitado! Cundo lleguen a morir las personas a quienes nosotros queremos, los extrañamos y nos sentimos muy tristes. Pero Cristo es nuestro buen amigo que nos ama. Él estará con nosotros para darnos su consuelo cada vez que nos sentimos tristes. Además, cuando mueran las personas que creen en Cristo, Él los lleva al cielo. En el cielo les da un nuevo cuerpo que no se puede enfermar y que nunca morirá. En el cielo no hay enfermedades ni ninguna cosa triste. Los amigos de Cristo viviremos con Él para siempre en el cielo.





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